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1.- "Entre tantos venturosos como allí hubo, yo solo fui el desdichado". Al resumir así tu vida, casi pareces chino, y lo mismo podría decirse de tu poco carácter: arreglas con tu insipidez la soberbia de otros. 2.- Amigo de renegados, más allá de confianza y desconfianza: te identificas con la falta de compás del mundo. 3.-Cartujo de Argel. 4.- Zoraida no te quiere. Lo suyo es un problema de terapia. 5.-Inauguras una moderna narrativa de viajes del Rif a Andalucía -no debiera ser ésta la eternidad de la literatura-, un goteo de trabajos y cuerpos. 6.-Hablas del mundo como el mundo es con menos siglos basura, pero igual mierda, que, con perdón, así se llama.
Por Carlos Pardo
A raíz de haber recibido Dulce María Loynaz el Premio Cervantes, un periodista le preguntó qué pensaba de Cervantes, y Dulce María le contestó: "Respuesta obvia. Pase a la próxima pregunta." Y he aquí que me encuentro en situación algo similar a la de ella, pero obligado a responder. En mi adolescencia me conquistó la tesis unamuniana de que el "rey de los hidalgos, señor de los tristes", como lo llamó Darío, se le había escapado de las manos al autor de la novela. Hace tiempo que no pienso así, y coincido con Borges en que ninguna obra es superior a quien la trajo al mundo. Ahora bien: el Quijote es tan inmenso que inmortalizó a su maravilloso creador, aquel "temprano amigo de los hombres", al decir de Martí, que a su vez justifica al mundo hispánico (con el oro de su idioma, su Lepanto, sus cárceles, sus dificultades), y hasta quiso venir a América, donde lo extrañamos todavía.
Por Roberto Fernández Retamar
El misterioso Cide Hamete Benengeli, sin duda hoy vivito y coleando, gracias a la inmortalidad de Miguel de Cervantes, quien fue su amanuense tan sumiso que acaso le consigna hasta los mismísimos puntos y comas. He aquí pues el moro, cuyo apellido Benengeli significa, ni más ni menos, aberenjenado, y como tal lo vislumbramos automáticamente entre los tuétanos de la historia de El Quijote, y por añadidura como un personaje pintado por Arcimboldo, con sus exactas facciones de vegetal. En honor a la verdad, no queremos aceptar el recurso literario de los libros de caballería en virtud del cual viene al mundo el narrador árabe -y por consiguiente también su anónimo traductor morisco-, y en cambio sé los quilates de modestia que hay en el celebérrimo amanuense del autor aberenjenado.
Por Carlos Germán Belli
1) Parque de atracciones de localización subterránea, próximo a una de las lagunas del Ruidera, para uso y disfrute de caballeros alucinados. 2) Morada prodigiosa a la que da nombre un anciano de larga barba canísima, tocado con una gorra milanesa negra y envuelto en un capuz de bayeta morada, que fue amigo de Durandarte, “flor y espejo de los caballeros enamorados y valientes de su tiempo”, muerto en Roncesvalles, a quien el referido anciano le sacó el corazón de la mitad del pecho para entregárselo a la señora Belerma, según disposición del difunto. 3) Sima encantada, decorada con mármoles y alabastros, en la que el mago Merlín mantiene en hechizado cautiverio a más de quinientas entelequias literarias. 4) Geografía palaciega trasmundana a la que se accede mediante descenso por cuerda.
Por Felipe Benítez Reyes
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